Discurren los días, las semanas, los meses… y, haciendo camino al andar y disfrutando del recorrido, llegamos casi al final del mes de enero y encauzamos el sendero hacia el despertar primaveral.
En este discurrir y al volver la mirada a las últimas semanas, encontramos momentos de evaluación y planificación, de perfilar objetivos y acciones para 2023, para seguir sembrando con ilusión cambio educativo y regeneración. Y también la gratificación de haber celebrado ya dos seminarios presenciales del programa formativo «Educar en Paisaje» en Silvella.
Este programa, que arrancó a medidos de noviembre y que busca impulsar a facilitadores que acompañen la Educación en Paisaje, vertebra sobre tres ejes transversales esenciales: Interioridad, Paisaje y Social.

INTERIORIDAD porque es imprescindible una transformación interior individual para conectar con la esencia y fortaleza que cada uno llevamos dentro y pasar a la acción.
PAISAJE porque es esencial un cambio de perspectiva y una mirada apreciativa al entorno para restaurar la conexión primigenia del ser humano y la naturaleza, y porque esa mirada es esencial para regenerar el paisaje.
SOCIAL ya que para impulsar el papel regenerador del ser humano necesitamos la colaboración y el desarrollo de herramientas grupales y de cohesión social.
El módulo de noviembre estuvo centrado en la interioridad y fue impartido por Paloma Zamora Rodríguez, psicóloga y experta en facilitación y cambio, y el equipo de imasbosque, Txema Ventura y Galo Aragoneses que nos regalaron sobre todo mucha conexión y baños de bosque.



Los días 21 y 22 de enero el módulo se ha centrado en trabajar el PAISAJE con los objetivos de:
-Desarrollar una visión sistémica para entender el paisaje de forma holística.
-Conocer y reflexionar sobre el concepto de paisaje, lo que nos conecta con él y para qué.
-Entender la importancia de cómo miramos al paisaje y desde qué perspectivas: salud, infancia, sabiduría ancestral.
-Introducir los ejes transversales y principios pedagógicos de Educar en Paisaje y sus bloques de acción, poniendo también el foco en la importancia de mantener viva la creatividad.
La formación ha sido conducida por Loly Masegosa, David Guerrero, Belén Sánchez, Silvia Corchero del equipo de la fundación y Úrsula Tutosaus y Héctor Ibarra de Olote Desarrollo Creativo.
El fin de semana combinó la música y sabiduría ancestral con dinámicas que acercaron a las participantes al concepto de paisaje y regeneración, que permitieron vivenciar el aprendizaje cooperativo y la reflexión individual entorno a los pilares y factores esenciales del proceso de enseñanza-aprendizaje y sobre todo, que generaron un vínculo emocional con el paisaje, con el momento presente y las compañeras de viajes.











Se trataron aspectos como la importancia del suelo como base esencial para regenerar, sus componentes esenciales, sus diferencias y peculiaridades, sus necesidades para poder sustentar la vida…. Se crearon bombas de semillas que luego fueron dispersadas por el entorno a través de una actividad lúdica, de movimiento, compañerismo y acción, se utilizó la música, la etnobotánica y la sabiduría ancestral como forma de conexión con la naturaleza y se celebró un hermoso ritual entorno a un fuego regenerador e inspirador.
El vínculo a través de la emoción es el principio del movimiento y la acción en el ser humano. Desde él y bien acompañados podemos impulsar un cambio en la forma en la que educamos, que convivimos y que regeneramos. Eso es lo que sentimos y vivimos en esta ocasión y mucha, mucha GRATITUD.
¿Quieres conocer a algunos de los participantes de la formación y qué esperan de ella? Aquí nos lo cuentan
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